Ayer, 24 de enero de 2023, el Consejo de Ministros aprobó los planes hidrológicos del Tajo y del Segura entre otros.
Todo ello, para dar cumplimiento a más de media docena de sentencias del Tribunal Supremo dictadas en consonancia con la Directiva Marco del Agua, lo que obliga a mejorar los caudales ecológicos de distintos tramos altos del río Tajo.
Por otro lado, el Plan del Segura, también aprobado ayer en el Consejo de Ministros, plantea un escenario catastrófico debido a ese recorte de 78 hm3/año para regadío, ya que prevé que se perderán 8.060 puestos de trabajo (directos e indirectos) y se eliminaran 12.228 ha de regadío.
Y todo ello, incluso ampliando las actuales plantas desaladoras; pero las aguas subterráneas ni se mencionanan para contribuir a mitigar esos impactos: como si no existieran.
Con estas negras previsiones, no es de extrañar que los agricultores estén inquietos y se manifiesten en Madrid o donde sea.
Para convencer a los regantes de Murcia, Alicante y Almería, y a la opinión pública en general, de que esos 78 hm3/año pueden ser reemplazados por agua subterránea propia de la cuenca del Segura, mediate los pozos de la batería estratégica de pozos de sequía (BES) que construyó el también Gobierno socialista de Rodriguez Zapatero, bastaría con que los directivos del actual Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico se leyeran las propias notas de prensa de la CHS de aquellos años de sequía 2005-2009 y vieran cómo se movilizaron 135 hm3/año de aguas subterráneas de esos pozos sin ningún impacto ambiental.
También, podría utilizarse parte de esos pozos, ubicados en Moratalla (El Peralejo) o en Calasparra, para bombear 71 hm3/año con destino a abastecimiento público de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla y pasar ese volumen que consumen del Tajo (con destino a abastecimiento) a regadío, con lo que la reducción del agua de riego del Tajo sería de solo 7 hm3/año (de 197 actuales a 190).
Pero parece que no se quiere cerrar la "guerra del agua" dejando así puertas abiertas al conflicto recurrente que no cesa; o que hay otros "poderes" que mandan más que el Poder democrático de Moncloa.
Los murcianos y murcianas no tienen capricho por el agua del Tajo si se les explica dónde está su agua.
Por eso, da una pena enorme que la izquierda política de la Región de Murcia no entienda o no quiera entender esto, y de que Madrid no haya persuadido a la sociedad levantina de que sí hay agua y de que no se van a perder puestos de trabajo ni desaparecer regadíos legales.
Pues los errores de bulto con el agua se pagan caro en las elecciones. Si no saben cómo hacerlo, que me llamen.
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