Nacimiento termal en Los Baños de Fortuna |
En el centro, una poza circular de apenas dos palmos de profundidad, nos permite deleitarnos con el espectáculo de ver surgir el agua del interior de la tierra. Un auténtico tesoro geológico vivo y en movimiento desde hace millones de años y que lo han venido disfrutado miles de generaciones. En la pared, una estatua de mujer romana dentro una hornacina bien iluminada, nos recrea un imaginario lugar de culto atávico, un Oráculo de Delfos en el municipio de Fortuna. Parece como si una una pitonisa fuera a salir en cualquier momento a leernos el futuro en el bullir del agua caliente.
Galería que conduce a la surgencia |
Al abrir la puerta, una gruta en rampa descendente que serpentea, bien cuidada e iluminada, en tramos escalonada; nos hace descender unos 40 metros en el interior de la tierra hasta llegar a una pequeña poza donde mana el agua caliente.
Inicio del descenso a la surgencia de agua caliente |
Bajando, vista hacia atrás de la puerta por donde hemos entrado |
Seguimos descendiendo |
Conductos kársticos que aparecen en las paredes de la gruta |
A unos 40 metros de profundidad llegamos a la surgencia de agua caliente |
Con el mismo principio de los vasos comunicantes, el agua surge por presión del interior de un karst desarrollado en calizas y dolomías Jurásicas recubiertas por conglomerados calcáreos Miocenos, a los que antes nos hemos referido (Senent y Genovés, 1996).
Las oquedades y galerías naturales de este karst termal, no presentan signo de circulación vertical de agua. En cambio, el desarrollo de éstas, también en los conglomerados que en principio son impermeables, sugiere una génesis hipogénica. Es decir, el agua termal con los gases disueltos y al ascender desde el interior de la tierra por la presión confinante, corroe, disuelve y erosiona la roca formando un karst desde abajo hacia arriba, como el famoso de la Sima de la Higuera en Pliego, o los de la Sima Destapada o Cueva del Agua ambos en Cartagena (La Azohía).
Estas dos surgencias termales de Los Baños de Fortuna, son otro buen ejemplo del tesoro que son las aguas subterráneas de la cuenca del Segura.
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