domingo, 17 de noviembre de 2013

LA FUENTE DE LA CALA DE LAS MULAS

Vista de la costa de Cala de las Mulas, en el Parque Regional de Calblanque.
Una de las sorpresas más gratificantes que me ha dado este verano, que por aquí, por el sudeste peninsular, acaba de terminar ahora en noviembre, ha sido encontrar un nacimiento de agua dulce en una de las cala del Parque Regional de Calblanque.
En una cueva horadada en los negros acantilado que hay junto al mar, al sur del Cabezo de la Fuente y a unos escasos 10 metros por encima del nivel de la arena dorada de la playa, se ve gotear agua del techo a una poza color azul turquesa que parece un aljibe natural.

En el centro de la imagen está la entrada a la cueva.


Detalle de la foto anterior. Acceso al nacimiento de agua dulce junto a la Cala de las Mulas.

Quiero acercarme al agua y probarla. ¿Será salada o dulce? Al bajar, veo que la tierra del suelo, color ceniza, está llena de huellas de animales. Las avispas entran y salen por mi derecha y en fila de a uno, supongo que bajan a beber agua. El techo está lleno de arañas y mi presencia molesta a una nube de mosquitos que forman una mancha de color pardo. 

Volveré otro día, pienso. Pues no me atrevo a bajar más. Un pequeño cubo y una cuerda me ayudarán a coger algo de agua para probarla. Aprovecho la excursión para darme un buen baño en esas playas paradisíacas y solitarias de la Cala de las Mulas.

La misma cueva de la imagen anterior con el cubo sumergido para poder  probar ese agua (Vídeo).
A la semana siguiente, vuelvo al mismo sitio con un cubo y una cuerda. En efecto, el agua es dulce, no es agua de mar.

¿Cuántos barcos fenicios, cartagineses, romanos, moros y cristianos habrán fondeado cerca de playas como ésta para abastecerse de agua de manantiales costeros durante los últimos milenios?, ¿Cuántos zorros, conejos, tejones o garduñas bajaran por las noches a beber de estas aguas después de un tórrido día de verano?

En la pared rocosa, junto a la misma arena de playa, casi donde llegan las olas, se ve manar agua dando lugar a un pequeño humedal costero de agua dulce.

Las aguas subterráneas que llueven en las montañas, no solo bajan por el río Segura. También siguen oscuros caminos subterráneos hasta llegar al mar: bien a la costa, como hemos visto en este caso, o a la plataforma marina o a los cañones submarinos. Y son 493 hm3 al año el volumen de éstas que viajan por acuíferos confinados hasta allí, a través de los "acuíferos no drenantes al río Segura", dicho en palabras del propio proyecto de Plan Hidrológico de la demarcación del Segura, ahora en fase de alegaciones. 400 hm3 más de lo que se dice en sus documentos y con sus propios datos. Pero eso lo veremos con más calma otro día.

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